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El divulgador, maestro carnicero y embajador de la carne, Darío Cecchini, fue bendecido como el carnicero más famoso del mundo por el New York Times.
En la constante búsqueda de inspiración para el desarrollo de kits del Club del Asado, este año tuve la oportunidad de visitar la Antica Macelleria Cecchini, ubicada en el pequeño pueblo de Panzano, en la región de Chianti, parte del valle de la Toscana Italiana.
Llegamos a la pequeña carnicería (Macellería), donde con entusiasmo, una amplia sonrisa de oreja a oreja, un vino Chianti Clásico en la mano y al grito de ¡Benvenuti a tutti!, nos recibe detrás del mostrador el propio Darío Cecchini.
Con mucha alegría, comparte con cada invitado, se toma fotos y hace bromas mientras se mueve de un lado a otro.
Durante esta recepción, no nos revelan mucho acerca de lo que vendrá, pero empezamos a disfrutar de un poco de pan artesanal con su "burro del Chianti", una manteca preparada por él, y los primeros vinos de la noche.
Pero... ¿Quién es Dario Cecchini?
Desde muy joven, Darío vivía la encrucijada de que probablemente tendría que convertirse en carnicero para seguir la tradición familiar de más de 250 años, a pesar de que su verdadera pasión era curar a los animales.
Finalmente, tomó la decisión de estudiar veterinaria en Pisa. Sin embargo, después de 3 años de carrera, llegó la triste noticia de que su padre estaba muriendo, y era él quien tenía que asumir el liderazgo y tomar las riendas de la carnicería para sostener a la familia.
Aunque Darío no poseía las habilidades de un carnicero, su padre, antes de morir, lo guió hacia la persona adecuada: el Maestro que, con el paso de los años, le enseñó el oficio y le ayudó a resolver el dilema entre la vida y la muerte al que se enfrentaba a diario.
Bajo la filosofía de que "Ser carnívoro es tener conciencia del sacrificio de un animal para nutrirse; tener responsabilidad por la vida del animal; y respeto a su muerte, que sea compasiva y respetuosa también, usando toda su carne, desde la nariz hasta la cola", Darío pudo conectar con la pasión familiar y alzar la voz a favor de una cocina sin desperdicios, cambiando la forma de pensar de la gente.
Un carnicero que cocina, una mesa familiar.
Un tablón bien largo con los invitados sentados uno al lado del otro. Frente a la parrilla, como lo haríamos nosotros en nuestro quincho, hay bandejas llenas de cortes que van sacando para servir a gusto. Pan artesanal, algunas verduras, sal condimentada, manteca Chianti y mucho vino son los elementos que acompañan la mesa.
Entre los platos ofrecidos se encuentran el tartar de carne vacuna, carpaccio de rabadilla, selección de cortes del día de Darío, Panzanese steak (cuarto entero) y la famosa Bistecca alla Fiorentina (T-Bone steak), los cuales son servidos a lo largo de la noche.
Todo se sirve sin sal, a un punto muy jugoso. Hay que decirlo, los cortes estaban deliciosos, pero no tienen nada que envidiar a nuestra querida carne paraguaya.
Y para los amantes de la sal, no hay problema, hay sal en la mesa para que cada uno agregue a gusto. Aunque vale la pena probar sin sal.
Una experiencia que te hace sentir como en tu casa, como en un asado con amigos y amigas, no hay mucho protocolo y es tal y como lo predica Dario.
¡To beef or not to beef!
¡Esa es la cuestión! Dario Cecchini está convencido de que el carnicero tiene una responsabilidad hacia su carne, y esto comienza, en primer lugar, con la calidad de vida de los animales que se sacrifican. Para ser sabrosos, deben llevar una vida cómoda y haber vivido mucho tiempo
Desde el Club del Asado, compartimos esta filosofía y destacamos la importancia de los pequeños productores en el camino de la revalorización y el respeto al origen de los alimentos.
Nos despedimos con el compromiso de seguir buscando historias como estas y productores locales que, a través de los kits del club, puedan llegar a la comunidad de apasionados por el asado.
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